Cocidito madrileño I: Taberna de la Daniela

Durante el pasado invierno y este que se nos echa encima nos hemos propuesto catar los cocidos madrileños más famosos de la ciudad para probar y comprobar si su fama es justa.

Ya llevamos 3 y vamos a comentar el primero de ellos: La Taberna de la Daniela de Cuchilleros. Esta taberna es una de las cuatro de esta cadena, no es la más famosa (es la de General Pardiñas) pero la elegimos por estar en el centro de Madrid, en la zona de la Plaza Mayor... mi zona favorita de la ciudad.

El local siempre está a rebosar y suele ser necesario reservar. Es el triunfo de la especialización, un local en el que, aunque se puede comer de carta, ni la ves sino la pides. El funcionamiento es así, el camarero te trae una servilleta-babero y te suelta "Un cocidito ¿no jóvenes?".

El lugar es incómodo, las mesas están muy cerca de la zona de barra (donde por cierto hay una gran variedad de tapas) y te da la sensación de que tienes a gente tomándose cañas sobre tu espalda. Además la nuestra estaba muy cerca de la puerta y cada vez que se abría entraba una corriente de aire frío

Al grano, la comida: un buen cocido, una gran sorpresa porque lo esperábamos más normalito. La sopa, servida en sopera que se queda en la mesa para repetir, era algo insulsa, con poco sabor y poca grasa pero los garbanzos lo compensaron.

El segundo vuelco vino con la bola y la verdura, patata, zanahoria y los garbanzos... perfectos. Eran garbanzos medianos, de textura fina y muy buen sabor. Quizá un pelín fríos pero lo mejor, con diferencia, de la comida. Casi nos los acabamos, lo que es raro. Eso si, la verdura apenas la tocamos. Hay que comentar que para los garbanzos trajeron dos salsas: tomate con comino y tomate con ajo y perejil que combinaban muy bien con los garbanzos, sobretodo la primera.



El tercer vuelco contenía jamón, tocino, gallina, morcillo y morcilla de arroz. Un trozo generoso de cada cosa por comensal. De esto si sobró. Todo exquisito, aunque a mi gusto le sobraba la morcilla y le faltaba el hueso de tuétano.

Para beber tampoco nos trajeron carta, nos ofrecieron un vino embotellado por el nombre y como les dijimos que no queríamos beber demasiados nos ofrecieron una frasca de medio litro de rioja crianza por el módico precio de 5,10€. Merece la pena.

El cocido vale 21,75€ y la cuenta superó los 30€ por cabeza porque los postres si son caros.

Resumiendo: un buen cocido en un restaurante poco agradable.

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