Cocidito madrileño VI: Taberna Oliveros

La búsqueda del mejor cocido de Madrid la iniciamos hace varios años, antes incluso de tener el blog. El primer sitio al que fuimos fue aquí, a la Taberna Oliveros. Es un local de los que nos gusta llamar "de toda la vida" (sus inicios datan de 1857), situado en la calle San Millán, junto al Rastro, así que, como casi todos los locales de la zona, los domingos es complicado encontrar sitio.

Aquella primera vez la recordábamos muy bien, pero no podríamos dar más detalles. En esta segunda incursión, nos quisimos fijar un poco más.

Yo destacaría, por encima de todo, lo acogedor del local. Es una auténtica taberna, con poco espacio entre las mesas y tabernero muy atento (sacó unas galletitas para el niño y al postre, una piruleta). Nos recomendó el vino de la casa (Rafael Salgado - Crianza 2006), muy digno, aunque se le olvidó el pan. Al final, lo sacó tarde y estaba un poco más horneado de lo debido.

Mientras esperábamos, unas aceitunas y unas tapitas. Estupendo, porque aunque en Madrid sea típica la tapa, una vez sentados en la mesa, hay que valorar el detalle.

El cocido un poco peor de lo que recordábamos. La sopa estaba rica, con guindillas para acompañarla, aunque a nuestro parecer, sabía demasiado a verdura. El garbanzo era grande (esta ruta del cocido nos está enseñando a apreciar especialmente los cocidos con garbanzo pequeñito), el chorizo y la morcilla normalitas y la carne y la zanahoria muy buenas.



El precio del cocido es de 18 euros y, en resumen, no será el mejor que hemos comido, pero aún así, el local nos encanta, su barra clásica es ideal para tomar un vermú, la carta es variada, con guiños a la cocina asturiana y el servicio inmejorable. Si es un restaurante centenario ¿por algo será?

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