Casa Zaca, comida casera de verdad

Debido a nuestra afición a los restaurantes de cocina moderma, a veces nos han preguntado si preferimos ésta a la tradicional. Y no, claro que no. Nos encanta disfrutar de la buena comida tradicional, la de toda la vida como demuestra nuestra búsqueda del mejor cocido madrileño.

Es cierto que tenemos mucha afición a los restaurantes de cocina molecular y con Estrellas Michelín por su capacidad de sorprender en cada plato pero eso no quita que disfrutemos y mucho de esos lugares donde la comida es casera, las raciones son enormes y hay que salir casi rodando de ellos.

En esta ocasión, tras mucha insistencia por parte de nuestros amigos Ezequiel y Lola (gracias por la recomendación y, sobretodo, por la invitación!!! ;), nos fuimos a Segovia, al Real Sitio La Granja de San Ildefonso a probar un restaurante que llevaban tiempo recomendándonos: Casa Zaca. Es un histórico que lleva en funcionamiento más de 70 años y en la actualidad lo lleva la tercera generación, aunque en la cocina sigue activa Antonia (de la segunda generación), que aporta los platos más clásicos de la carta. Incluso vende sus recetas en un libro que se llama "Las recetas de la Antonia. 40 años de comida casera en Casa Zaca" y que ya va por su cuarta edición.

Íbamos 6 y quisimos probar el mayor número de platos posibles, así que optamos por compartir los primeros:
- 2 platos de patatas a la importancia, un guiso Castellano que consiste en patatas rebozadas y luego guisadas: Riquíiiiiiiiiisimas. Con salsa muy sabrosa y textura ideal.

- Callos: Muy finos, se pegaban al paladar, como debe ser. Por poner una pega, se notaba demasiado el pimentón, pero la textura era más que correcta y de sabor perfecto.
- Y cómo no, estando en La Granja, no podíamos irnos sin probar los judiones. Espectaculares. Imprescindibles. Volveremos solo para comer un plato cada uno, que unas cucharaditas nos supieron a poco.

De segundo, pedimos un plato cada uno pero para probar un poco de todo:
- Huevos con gambas y langostinos: basado en el tradicional huevo relleno, pero con rebozo, salsa y, aunque el plato solo eran dos mitades de huevo era bien contundente. No podía fallar y no lo hizo.

- Lengua de ternera: Según la opinión generalizada, la mejor lengua jamás probada. Tiernísima.

- Cebollas rellenas de bechamel y carne: Si eliges este plato, ¡comparte! Una auténtica bomba, por el relleno, el rebozo... muy rica pero muy pesada, y con el sabor dulce de la cebolla cocida es imposible comerse las dos cebollas que componen el plato sin acabar con sensación de explotar.

- Pollo picantón guisado con piñones: Pollo tamaño ración individual, guisado al estilo tradicional de la abuela... Muy rico
- Mero a la plancha

Estábamos a punto de explotar, pero nos dió igual, quisimos seguir probando los postres. Ya que estábamos, al menos algo ligerito:
- Sorbete de mandarina: sencillito para ayudar a bajar la tripa
- Sorbete de pacharán: para la próxima hay que pedir el sorbete por un lado y el pacharán por otro. No pegaba demasiado

- Pedimos también frambuesas de La Granja con chocolate blanco (por lo visto, se utilizan zarzas de frambuesa para cerrar los huertos de judiones) pero no quedaban, nos quedamos con las ganas, así que tuvimos que cambiar por algo más contundente: cuajada con miel

- Pastelillos de almendra con chocolate, eran muy ligeros y estábamos llenos pero ¡no quedó ni uno!

Al final, la cuenta que incluía dos botellas de Muga, agua, pan y cafés salió por unos 35 € por cabeza. Muy buen precio considerando la calidad del producto y que salimos llenos a reventar... Incluso si se precinde de algún entrante se puede salir de allí con una cuenta más ligera y el estómago igual de satisfecho.

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